Un enfoque práctico para implementar soluciones UV en aire, agua y superficies sin perder eficacia ni seguridad.
La luz ultravioleta de tipo C (UV‑C) es reconocida por su capacidad para inactivar virus, bacterias y otros microorganismos. Sin embargo, pasar de la teoría a una instalación real implica considerar factores que rara vez aparecen en las fichas técnicas. En E. Vila Projects, nuestra experiencia nos ha demostrado que el éxito de un sistema UV no depende solo de la potencia de la lámpara, sino de cómo se adapta al contexto.
Cada espacio, un reto distinto
Un hospital no es igual que una industria alimentaria, y un sistema de tratamiento de agua en un hotel no se parece al de una planta embotelladora.
- Espacios reducidos: en zonas donde el aire no circula con facilidad, hay que diseñar equipos que dirijan el flujo para que la radiación llegue a todos los rincones.
- Altos caudales de agua: en instalaciones donde el agua circula a gran velocidad, es esencial calcular el tiempo de exposición y la disposición de las lámparas para asegurar la dosis germicida adecuada.
Adaptaciones que marcan la diferencia
No basta con “colocar un equipo UV”. En muchos casos hemos tenido que:
- Instalar reflectores especiales para optimizar la distribución de la luz.
- Incorporar sensores de intensidad UV para garantizar que la dosis se mantiene constante a lo largo del tiempo.
- Diseñar soportes y carcasas resistentes a ambientes con humedad o altas temperaturas.
Medir para mejorar
Antes y después de la instalación, realizamos mediciones para verificar el nivel de reducción microbiana. Estos datos no solo certifican el éxito del sistema, sino que ayudan a detectar oportunidades de mejora, como aumentar el número de lámparas o reubicar puntos de irradiación.
Tip práctico: combinar la validación inicial con un plan de mantenimiento (limpieza de cuarzo, recambio de lámparas y verificación de sensores) mantiene estable la eficacia en el tiempo.
El valor de la experiencia en campo
La teoría UV‑C es clara, pero su aplicación real requiere combinar conocimientos técnicos con una comprensión profunda de cada entorno. Un proyecto bien ejecutado no solo logra la desinfección deseada, sino que también garantiza eficiencia energética, seguridad y facilidad de mantenimiento.
En definitiva, el verdadero potencial de la desinfección UV se revela cuando la tecnología se adapta a la realidad de cada cliente. Y ahí es donde la experiencia marca la diferencia.