La tecnología de infrarrojos se utiliza ampliamente en la industria alimentaria por su eficiencia, rapidez y capacidad de control preciso en diversos procesos. A continuación, te explico sus aplicaciones más comunes:

1. Secado y deshidratación

Los emisores infrarrojos permiten un secado uniforme y rápido de frutas, vegetales, hierbas, carnes y otros alimentos, reduciendo el tiempo de proceso y mejorando la calidad final al conservar mejor el color, sabor y nutrientes.

2. Cocción y horneado

En líneas de producción de panes, galletas, snacks o productos cárnicos, el calor infrarrojo permite una cocción más rápida y homogénea. Al ser una fuente de calor sin contacto, se reduce el riesgo de contaminación cruzada.

3. Tostado y gratinado

Ideal para aplicaciones donde se busca un dorado o tostado superficial, como en productos horneados, cereales, snacks o platos preparados. Los emisores infrarrojos ofrecen un control fino del nivel de tostado.

4. Pasteurización y esterilización

El calor infrarrojo puede eliminar microorganismos patógenos en superficies de alimentos o envases sin afectar la estructura del producto. Esto es útil en líneas de producción que buscan aumentar la vida útil sin recurrir a productos químicos.

5. Sellado y termoformado de envases

En procesos de envasado, los infrarrojos calientan materiales plásticos con precisión, facilitando su moldeado o sellado hermético, lo cual es esencial para mantener la calidad del producto alimenticio.

Beneficios clave para la industria alimentaria:

  • Ahorro energético frente a métodos tradicionales.

  • Mayor velocidad de producción.

  • Reducción de mermas por cocción desigual.

  • Control de calidad más preciso.